La pedagogía Waldorf y la música
Hoy hubo una velada musical en el colegio Illariy, y en verdad he quedado gratamente sorprendida de ver tanto talento entre chicos de 10 a 14 años.Y es que en la pedagogía Waldorf promueven y cultivan el arte, y desde pequeños les permiten elegir un instrumento musical que tocarán durante la primaria.
Una vez le preguntaba a un maestro sobre el instrumento que elige el niño y supuse por ejemplo que si un niño es muy inquieto seguro elegirá algo como la batería o algo que haga mucha bulla,que vaya de acuerdo a su temperamento ,pero el maestro me dijo que el instrumento si bien lo elige el niño, es también importante la opinión del maestro, ya que el instrumento será por mucho tiempo la compañía del niño, será un complemento en el niño y deberá ayudarlo en su crecimiento espiritual y el maestro al ser una persona cercana al niño y al conocer sus fortalezas y debilidades ayudará al niño a hacer una buena elección.
Y no se trata de que sea fácil, de que el niño nunca se cansará del instrumento o de practicarlo, al contrario , me decía el maestro que pasa muchas veces que el niño llora porque ya no quiere practicarlo o porque se aburrió del instrumento y es allí donde entran a tallar los padres y el maestro, apoyando al niño para que no se rinda ante algunos bajones que le ocurren a todo el mundo y que hacen parecer que las cosas no están yendo como uno quiere, pero lo cierto es que necesitamos esforzarnos más, el dominio de un instrumento implica dedicación, disciplina, esfuerzo, perseverancia y en algún momento hay que vencer el sueño, la desidia, el desánimo y hasta el cansancio si realmente el niño desea lograr su objetivo de tocar bien el instrumento, y justamente este tipo de veladas musicales en Illariy sirven a los papás para observar la evolución de sus niños y sentir o reafirmarse a sí mismos que vale la pena tanto esfuerzo.
Regresando a lo de hoy, lo que me encantó de la velada además del talento que he podido apreciar,es el plus mostrado en cada melodía, y es que las muestras de compañerismo, de trabajo en equipo, de tolerancia, de paciencia, han sido destacadas.
Ver a un niño un poco inseguro para tocar ante el público que le hace una seña a su compañero de otro grado para que lo ayude a tocar, y le haga el acompañamiento era realmente tierno.
Y he podido además observar el hecho de que estos niños están siempre apoyados por sus padres, yo he visto cómo las mamás llegan a las 2pm llevándoles el almuerzo calientito porque después del colegio van a sus clases particulares de música o al conservatorio.
Los papás son una pieza clave para poder ver los resultados en estos chicos, sumado al esfuerzo de los maestros y la voluntad de los chicos por aprender a tocar el instrumento.
No tengo la menor duda que si la pedagogía Waldorf se masificara en nuestro país tendríamos chicos más motivados para estudiar, más motivados para esforzarse y seguir lo que su corazón les mande.
Finalmente esta velada me ha servido para valorar aún más la oportunidad que tiene mi hija de estar en una escuela Waldorf,como es el colegio Illariy, donde todos somos como una gran familia y donde los logros de los otros niños los siento como si fueran de mi propia hija y donde abunda el talento de unos chicos que a pesar de las dificultades salen adelante y muestran los mejor de sí, muestran esa fuerza que tienen dentro, y nos dan a los que los observamos una lección de perseverancia.
Una vez le preguntaba a un maestro sobre el instrumento que elige el niño y supuse por ejemplo que si un niño es muy inquieto seguro elegirá algo como la batería o algo que haga mucha bulla,que vaya de acuerdo a su temperamento ,pero el maestro me dijo que el instrumento si bien lo elige el niño, es también importante la opinión del maestro, ya que el instrumento será por mucho tiempo la compañía del niño, será un complemento en el niño y deberá ayudarlo en su crecimiento espiritual y el maestro al ser una persona cercana al niño y al conocer sus fortalezas y debilidades ayudará al niño a hacer una buena elección.
Y no se trata de que sea fácil, de que el niño nunca se cansará del instrumento o de practicarlo, al contrario , me decía el maestro que pasa muchas veces que el niño llora porque ya no quiere practicarlo o porque se aburrió del instrumento y es allí donde entran a tallar los padres y el maestro, apoyando al niño para que no se rinda ante algunos bajones que le ocurren a todo el mundo y que hacen parecer que las cosas no están yendo como uno quiere, pero lo cierto es que necesitamos esforzarnos más, el dominio de un instrumento implica dedicación, disciplina, esfuerzo, perseverancia y en algún momento hay que vencer el sueño, la desidia, el desánimo y hasta el cansancio si realmente el niño desea lograr su objetivo de tocar bien el instrumento, y justamente este tipo de veladas musicales en Illariy sirven a los papás para observar la evolución de sus niños y sentir o reafirmarse a sí mismos que vale la pena tanto esfuerzo.
Regresando a lo de hoy, lo que me encantó de la velada además del talento que he podido apreciar,es el plus mostrado en cada melodía, y es que las muestras de compañerismo, de trabajo en equipo, de tolerancia, de paciencia, han sido destacadas.
Ver a un niño un poco inseguro para tocar ante el público que le hace una seña a su compañero de otro grado para que lo ayude a tocar, y le haga el acompañamiento era realmente tierno.
Y he podido además observar el hecho de que estos niños están siempre apoyados por sus padres, yo he visto cómo las mamás llegan a las 2pm llevándoles el almuerzo calientito porque después del colegio van a sus clases particulares de música o al conservatorio.
Los papás son una pieza clave para poder ver los resultados en estos chicos, sumado al esfuerzo de los maestros y la voluntad de los chicos por aprender a tocar el instrumento.
No tengo la menor duda que si la pedagogía Waldorf se masificara en nuestro país tendríamos chicos más motivados para estudiar, más motivados para esforzarse y seguir lo que su corazón les mande.
Finalmente esta velada me ha servido para valorar aún más la oportunidad que tiene mi hija de estar en una escuela Waldorf,como es el colegio Illariy, donde todos somos como una gran familia y donde los logros de los otros niños los siento como si fueran de mi propia hija y donde abunda el talento de unos chicos que a pesar de las dificultades salen adelante y muestran los mejor de sí, muestran esa fuerza que tienen dentro, y nos dan a los que los observamos una lección de perseverancia.
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