Mutilación Femenina:ignorancia activa
Hoy revisando el periódico(diario 16)leí un artículo muy interesante de Michelle Marinho(siempre leo sus artículos) que quiero compartir por ser especialmente impactante,más aún cuando tengo una niña pequeña:
Waris tenía alrededor de cinco años y vivía con su familia nómada en el desierto de Somalia. Un día su madre entró en contacto con una midgaan, nombre que se les da a las mujeres que realizan la mutilación de genitales, para que opere a su hija.
Sin anestesia, bajo el sol sofocante, la midgaan agarró una navaja vieja y le extirpó el clítoris, los labios mayores y menores de la vulva. A causa del dolor, Waris se desmayó.Luego, la midgaan suturó la herida con un espino y un hilo dejándole nada más una pequeña abertura para la salida de la orina y liberación de la sangre menstrual.Donde antes estaban los genitales de Waris, solo le quedó una cicatriz.Al despertarse de todo ese horror, Waris vió sus genitales secarse en una roca.Más tarde se dio cuenta de que sirvieron de comida para las aves de la región.
Muchas de las niñas a las que se le realiza este ritual, no sobreviven.Algunas mueren a causa de una infección grave.Otras como la hermana de Waris, se desangran hasta la muerte.Las que sobreviven al ritual como Waris, jamás se olvidan.
A los 13 años Waris escapó de la casa de sus padres, después de saber que ellos le habían arreglado un matrimonio con un hombre mucho mayor que ella.Cruzó el desierto y logró llegar a la capital Mogadiscio donde se quedó viviendo con unos parientes.Algún tiempo después, el embajador de Somalia en Inglaterra necesitaba una mucama y la recomendaron.Un día en Londres, barría el piso de un restaurant de comida rápida cuando fue descubierta por el fotógrafo Terence Donovan.El resto es historia.
Waris utilizó el modelaje como un trampolín para discutir el problema de la mutilación femenina.Fue la primera mujer en hablar públicamente sobre el tema.Trabajó con la ONU y en el 2002 creó la Desert Flower Foundation, una organización que lucha por la extinción de una vez por todas de esa práctica, cuyo único objetivo es controlar a las mujeres y prohibirles el placer.
La mutilación de los genitales femeninos es una práctica cultural que perdura hace siglos en algunos países africanos.En muchas tribus de Somalia las mujeres que no son mutiladas son consideradas impuras.La infibulación, es decir ,la mutilación de los genitales, es sinónimo de virtud y una garantía que la mujer permanezca virgen hasta el matrimonio.En la noche de bodas, antes de realizar la penetración, el marido usa un cuchillo o navaja para abrirle la vulva.Según datos de la ONU, 150 millones de mujeres están mutiladas en todo el mundo y 8 mil niñas lo siguen siendo todos los días. La mutilación no es una tradición, es una ignorancia sin tamaño.Parafraseando a Goethe, nada hay más terrible que la ignorancia activa.
Waris tenía alrededor de cinco años y vivía con su familia nómada en el desierto de Somalia. Un día su madre entró en contacto con una midgaan, nombre que se les da a las mujeres que realizan la mutilación de genitales, para que opere a su hija.
Sin anestesia, bajo el sol sofocante, la midgaan agarró una navaja vieja y le extirpó el clítoris, los labios mayores y menores de la vulva. A causa del dolor, Waris se desmayó.Luego, la midgaan suturó la herida con un espino y un hilo dejándole nada más una pequeña abertura para la salida de la orina y liberación de la sangre menstrual.Donde antes estaban los genitales de Waris, solo le quedó una cicatriz.Al despertarse de todo ese horror, Waris vió sus genitales secarse en una roca.Más tarde se dio cuenta de que sirvieron de comida para las aves de la región.
Muchas de las niñas a las que se le realiza este ritual, no sobreviven.Algunas mueren a causa de una infección grave.Otras como la hermana de Waris, se desangran hasta la muerte.Las que sobreviven al ritual como Waris, jamás se olvidan.
A los 13 años Waris escapó de la casa de sus padres, después de saber que ellos le habían arreglado un matrimonio con un hombre mucho mayor que ella.Cruzó el desierto y logró llegar a la capital Mogadiscio donde se quedó viviendo con unos parientes.Algún tiempo después, el embajador de Somalia en Inglaterra necesitaba una mucama y la recomendaron.Un día en Londres, barría el piso de un restaurant de comida rápida cuando fue descubierta por el fotógrafo Terence Donovan.El resto es historia.
Waris utilizó el modelaje como un trampolín para discutir el problema de la mutilación femenina.Fue la primera mujer en hablar públicamente sobre el tema.Trabajó con la ONU y en el 2002 creó la Desert Flower Foundation, una organización que lucha por la extinción de una vez por todas de esa práctica, cuyo único objetivo es controlar a las mujeres y prohibirles el placer.
La mutilación de los genitales femeninos es una práctica cultural que perdura hace siglos en algunos países africanos.En muchas tribus de Somalia las mujeres que no son mutiladas son consideradas impuras.La infibulación, es decir ,la mutilación de los genitales, es sinónimo de virtud y una garantía que la mujer permanezca virgen hasta el matrimonio.En la noche de bodas, antes de realizar la penetración, el marido usa un cuchillo o navaja para abrirle la vulva.Según datos de la ONU, 150 millones de mujeres están mutiladas en todo el mundo y 8 mil niñas lo siguen siendo todos los días. La mutilación no es una tradición, es una ignorancia sin tamaño.Parafraseando a Goethe, nada hay más terrible que la ignorancia activa.
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